5 de agosto de 2011

No olvidéis los motivos



Sé que tal vez no sea apropiado y esté fuera de lugar poner estas palabras en un blog de literatura, un blog que creé principalmente para hacer reseñas y recomendar las cosas que más me gustan. No es nada típico lo que voy a hacer, pero este blog también es un medio que uso para expresarme, por eso no puedo evitar dejar mi pequeña reflexión, por eso y porque si hay algo que me defina es el hecho de ser poco común.


Hay momentos en la vida, en los que estás tan centrado en lo que estás haciendo que olvidas por qué lo haces, qué te llevo a hacerlo e incluso el motivo por el que disfrutabas haciéndolo. ¿Por qué sucede esto? Tal vez la monotonía, tal vez las cosas nuevas que llegan a nuestra vida o puede que sea porque estamos tan desesperados en hacerlo bien que dejamos atrás el cómo y el por qué.
No deberíamos permitir que eso sucediera, y pase el tiempo que pase debemos recordar los motivos que nos llevaron a caminar por un determinado sendero.
Yo misma he sido culpable de un hecho tan atroz como éste. Estaba tan concentrada en hacerlo bien, en evolucionar, en mejorar que olvidé la sustancia que movía mi motor.
Siempre digo que las personas somos fruto de todo lo que hemos vivido, eso significa que deberíamos tener presente que somos todas esas cosas y no sólo parte ellas o las últimas. Lo olvidé. Dejé atrás a la persona que fui y me centré en un Yo más maduro, un yo que había aprendido muchas cosas, pero algo no funcionaba. La magia que un día hubo en mí estaba marchita.
Entonces llegó alguien y trajo consigo una de esas muchas cosas que formaban parte de mi pasado olvidado, recordé todo lo que sentí aquellos días y me recordé a mí misma.
Otras veces la ambición es la que ciega a la gente, la envidia o incluso el sentimiento de superioridad. No sé si es la autoexigencia como en mi caso, o es una de estas cosas lo que os ha sucedido, pero estoy segura de que, tristemente, todos hemos olvidado alguna vez los motivos para centrarnos únicamente en la meta.
Amigos, no lo permitáis, recordad quién fuisteis, recordad porque amasteis vuestros proyectos y el motivo que os llevó a emprenderlos. No olvidéis quién estuvo ahí en ese momento, qué sucedió y porque tuvisteis la fuerza para creer en vosotros mismos.
Somos lo que fuimos y un poco más, eso significa que debemos seguir creyendo en nosotros, debemos hacer las cosas por los verdaderos motivos que nos llevaron a emprenderlas, en lugar de dejarlos atrás, para conseguir lo que queremos verdaderamente ansiábamos, para que tengamos más o menos éxito, podamos sentirnos orgullosos de nosotros mismos.
Y si alguna vez volvéis a olvidar, os perdéis a vosotros mismos, la ilusión o incluso las ganas de continuar, tened presente que:

Puede que alguien os recuerde algo que dejaste atrás. Entonces recordaréis quién sois y el verdadero motivo que os llevó a hacer algo. Volveréis a encontraros a vosotros mismos.
Si ese alguien no aparece, tened presente entonces que ese algo que buscáis siempre ha estado dentro de vuestro corazón, y en esa caja fuerte, las cosas nunca se pierden por mucho polvo que haya. Sólo tenéis que mantener la calma y ser lo suficientemente valientes como para buscar en vuestro interior.

Melinda Cunningham

  

2 comentarios:

  1. No lo había leido nena...que bonito, eres genial, lo sabes no??te quiero :)

    ResponderEliminar
  2. Ouch, no sé porque salen las letras de este post en negro....
    Muchas gracias Marina, fue un simple pensamiento que corría por mi mente.
    Un beso, preciosa!!

    ResponderEliminar