Hoy
me apetece “filosofar”. Siento la necesidad de contaros algunas de las cosas
que han estado rondando por mi mente estas últimas semanas. Sé que muchos no me
leeréis, pero merece la pena que mis reflexiones lleguen a alguien.
Quiero
hablaros de la violencia de género.
El
movimiento feminista surgió con la intención de conseguir igualar los derechos
de la mujer a los del hombre, el feminismo no luchaba por otra cosa más que por
la igualdad. Desgraciadamente el término ha ido degenerando y hoy en día llega
a interpretarse como la creencia de que la mujer es superior al hombre. No
hablo académicamente, sino lo que la gente en la calle entiende e interpreta,
bien sea erróneamente o no. Bien, pues siendo esto así tengo que decir que no,
no soy feminista, yo siempre apoyaré la igualdad, porque tanto hombre como
mujeres somos necesarios para la evolución, porque ninguno de los dos sexos es
imprescindible y porque creamos una dualidad que podría llegar a ser mucho más
que hermosa si todos nos respetásemos mutuamente y nos tratásemos como iguales.
Sin embargo, y dejando a un lado las ambigüedades del término, consideraré el
feminismo como esa lucha por la igualdad entre sexos.
¿De
dónde viene mi reflexión? El otro día en clase hablaba sobre el género con una
profesora a raíz de un ensayo (¿Es el sexo para el género lo que la raza para
la etnicidad…?” de Verena Stolcke), lo que nos llevó a plantearnos algunos de
los problemas de la sociedad actual. Es cierto, que como Verena apunta en su
ensayo la igualdad es difícil porque no partimos desde el mismo punto, y no
podemos pretender que dos personas lleguen a un mismo punto cuando de entrada
no tienen acceso a las mismas cosas y nuestra sociedad está claramente dirigida
por la situación económica de cada uno. Sin embargo no es esto lo que nosotras
nos planteábamos, sino el hecho del declive que parece estar viviendo la
sociedad. Me explico: Durante mucho tiempo de lucha, el movimiento feminista
consiguió un cambio en la sociedad, las mujeres comenzaron a trabajar con la
posibilidad de acceder a los grandes puestos (aunque siga siendo difícil, es
posible), los hombres comenzaron a participar en las tareas domésticas
(anteriormente conocidas como tareas de mujeres), la violencia de género
parecía haber menguado… En resumen, parecía que el camino hacia la igualdad
llevaba línea directa. Peroooo, y esto es lo que nos planteábamos en clase,
parece que estamos sufriendo un retroceso. He conocido a mujeres maltratadas,
mujeres de mi edad que han aceptado ese trato con normalidad e incluso
naturalidad. He tenido que acudir a charlas en las que los profesores nos
explicaban que había cosas que no debíamos permitir y que siempre podíamos
denunciar, que no teníamos nada que temer. Mi experiencia era más directa que
la de mi profesora, que había observado este “retroceso social” desde una
distancia prudente. Ella me contaba cómo había escuchado a chavales de unos
15-16 años diciendo absolutas barbaridades sobre que una mujer les pertenecía.
Y
yo me pregunto: ¿a qué se debe esto? ¿Por qué hemos regresado al pasado? ¿Por
qué las mujeres toleramos algo que todos creíamos superado? ¿Por qué los
hombres se vuelven a afianzar en el patriarcado?
Dejé
mis dudas correr, hasta ayer, en otra clase, con otra profesora, dónde volvió a
surgir el tema, dónde se hizo mucho más que evidente que la violencia de género
es una realidad cotidiana entre los jóvenes. Leímos un artículo de Mercedes
Madrid, titulado “La Bella y el Vampiro”. Coincida más o menos en su opinión, hay
algo que no puedo negarle, y es que la literatura está impregnada de ciertos
patrones retrógrados que traen de vuelta esa figura patriarcal que tanto daño
ha hecho a las mujeres. Hombres fuertes, poderosos, con trastornos de la
personalidad, celosos, sobreprotectores… sí señoritas, mirémoslo objetivamente
y estos son los tipos de hombre que más venden en la literatura romántica, y
esto no es más que la figura de ese hombre patriarcal que se cree con poder
sobre la mujer. Sí, sí, una mujer que ama sobre todas las cosas y por la que
moriría, pero al fin y al cabo de lo que hablamos es de un “hombre primitivo”.
Incluso en ocasiones leemos a las protagonistas acusarles de ser “hombres de
las cavernas”, o “cromañones”, “neandertales” y un largo etcétera.
Siguiendo
las insinuaciones de Mercedes Madrid, es cierto que la protagonista es la que
debe “redimir al monstruo” tal y como sucede en la Bella y la Bestia, y que
muchos superan sus traumas (miremos a Grey) convirtiendo a la protagonista en
una mártir que debe sufrir lo nunca visto para conseguir “modelar” al hombre de
sus sueños. Curiosamente los celos y la sobreprotección nunca desaparecen.
Sin
embargo hay varias cosas de este artículo que no comparto, no creo que estas
novelas sean las culpables de ese “retroceso social” del que antes os he
hablado. Porque cuando yo empecé a leerlas, ya era mucho más que evidente la
violencia de género entre los jóvenes. Sin embargo, no puedo negar, y no lo
haré, que en ocasiones puede propiciar que las jóvenes sientan que necesitan la
protección de un hombre o algo similar. Pero, al tiempo que nos encontramos con
Twilight (una adolescente que precisa del amor de un hombre para sentirse ella
misma), tenemos Vampire Academy por ejemplo, en la que aparece una heroína femenina
que incluso tiene que rescatar al hombre. Ambas sagas son bestseller, una ya es
un fenómeno filmatográfico y la otra está rumbo a conseguirlo. Por consiguiente
debo decir que no, la literatura no es la culpable del sentimiento de
inferioridad por parte de las jóvenes.
Entonces,
¿se adapta la literatura a la sociedad? ¿a las mujeres actuales? No sé hasta
qué punto es cierto. Realmente, y esto lo hablaba con una amiga no hace mucho,
hay pocas de nosotras capaces de convertirse en una Anastasia. Yo no sé si
podría estar junto a un hombre con esos fuertes cambios de personalidad, no sé
si podría consentir que me tratara de semejante manera por haberme quedado embarazada
(principalmente porque ambos tenemos parte de culpa en eso), no sé si podría
soportar que un hombre quisiera que me quedara en casa a vivir de la sopa boba
en lugar de conseguir realizarme como persona (sí, ya sé que después le regala
una empresa, porque la señorita Ana ha conseguido “moldear” a Grey)… Espero que
no me malinterpreten, me encantó Cincuenta Sombras, y adoro a Grey. Pero pienso
que debemos saber diferenciar entre realidad y ficción y creo firmemente que
las mujeres somos lo suficiente inteligentes para hacerlo.
Ya
lo dije no hace mucho, cuando respondí a un comentario en el blog, y es que
creo que realmente la “utopía” que piden las mujeres del s.XXI, es una
utopía en la que sus parejas las respetan, en la que la fidelidad no es un
cuento de hadas, en la que sus cuerpos no están sometidos a constantes juicios
gracias a los patrones que marca la moda, en que haya un hombre que quiera
protegerlas sí, pero ojo, un hombre que quiera protegerlas como ellas ansían
protegerles a ellos (porque observemos a Anastasia, ¿a caso no es eso lo que
hace, proteger al hombre del que está enamorada?). Creo que nuestras esperanzas
residen en que ciertos patrones morales sean instaurados de nuevo, no creo que
las mujeres ansíen perder sus derechos.
Sin
embargo, y lo que me ha hecho preguntarme si la literatura afecta a las jóvenes,
es que evidentemente la violencia de género ha resurgido instaurándose entre
nosotros como si en realidad nunca se hubiera ido. Pero entonces, ¿son los
videojuegos los que promocionan la conducta patriarcal de los jóvenes varones?
¿O estamos frente a algo más? ¿Algo que se nos está escapando a todos de las
manos?
Ya
he dicho que no creo que la literatura sea la culpable de la “muerte del
feminismo”, pero realmente tampoco puedo decir de dónde proviene ésta. Lo que
sí puedo hacer desde este pequeño rincón, es decir a todas las mujeres que
lleguen a leerme, tengan la edad que tengan, que ellas son las únicas que
tienen poder sobre sí misma. Ellas son las únicas que pueden decidir qué hacer
y qué no hacer. Ellas son Iguales a los hombres, tienen la misma importancia, y
las diferencias biológicas de sexo no pueden ser una excusa para que no alcancen
sus metas. Y lo más importante: si no nos respetamos nosotras mismas, ¿quién
esperamos que lo haga?
¿Qué
pensáis sobre el tema? ¿Tenéis alguna teoría sobre por qué la postura de la
mujer se asemeja cada día más a la de antaño? ¿Creéis que la literatura afecta
a la posición de las jóvenes? ¿Qué es lo que ha hecho que los jóvenes vuelvan a
los patrones no de sus padres, sino de sus abuelos o incluso generaciones más
alejadas?
Espero
vuestros comentarios.
Un
brazo.
WOW!!! Me encantó el artículo!! Estoy totalmente de acuerdo contigo XD
ResponderEliminarY no creo que sea culpa de la literatura,si bien muestra un patrón donde las mujeres son el sexo débil que tienen que rescatar,también hay varias protagonistas fuertes,que dan todo por salvar a las personas que aman;entonces la literatura nos muestra las dos caras,y creo que depende de cada quién decidir como cual protagonista querer ser.......creo que algunas chicas no saben a ciencia cierta quiénes son y lo que quieren en la vida,y esperan que alguien se las resuelva y les solucione los problemas de la manera fácil....bueno,esa es mi opinión XD
Sip, tienes razón. Y entiendo que por esas chicas, haya gente que piense que la literatura puede llevarlas a entender mal o a enseñarles una idea errónea. En ese caso, digamos que sí comprendo que la literatura pueda llegar a ser una arma de doble filo.
EliminarSin embargo, creo que esas chicas no necesitan que alguien les diga quiénes son, sino que necesitan saber que pueden ser como quieran, que tienen la libertad de decidir por sí mismas.
De todos modos creo que esta polémica sobre la literatura va para largo...
Un besito y gracias por pasarte, cielo.